Verano

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REFLEXIÓN «LA CONTRA». EL DOMINGO Nº 1228. 26 de junio de 2022.

El verano es un regalo de Dios para refrescar nuestro ánimo, descansar nuestro cuerpo y nuestro espíritu, y renovar nuestra vida tan maltrecha a veces por los problemas y la agitación de cada día. Pero, probablemente, necesitamos aprender a disfrutarlo con un poco más de originalidad y creatividad personal.

Para bastantes, la playa es solo ese campo de batalla donde hay que luchar por encontrar un hueco para tostarse al sol entre toda clase de gritos y olores de aceites y cremas. Pero la playa tiene otros secretos. Los descubre quien pasea temprano a la orilla del mar cuando el aire es todavía limpio y el día está sin estrenar. El mar está brillante y fresco en esas horas

de la mañana. No hay ruidos. Solo el ritmo sereno de las olas. ¡Qué fácil es entonces descansar, respirar hondo, dar gracias por la vida y la creación!

Otra experiencia veraniega son las fiestas de los pueblos, llenas de bullicio v color. Hay muchas formas de divertirse y tomar parte en la fiesta. Qué enriquecedor puede ser el reencuentro con las personas que uno conoció en su infancia, la sobremesa larga con los amigos, el paseo por el entorno que nos vio crecer, la visita a la pila bautismal donde recibimos el bautismo. Hace bien volver a las raíces.

Las guías turísticas señalan en los mapas los lugares de interés artístico o los puntos desde donde se puede disfrutar de un hermoso panorama. Pero ha de ser cada uno quien descubra lugares y caminos tranquilos donde reposar el espíritu. Las ermitas ofrecen a menudo un entorno privilegiado. Las hay pequeñas y menos pequeñas, escondidas entre los árboles o levantadas en lo alto de una colina. Es una experiencia reconfortante sentarse un rato dentro o fuera y descansar elevando nuestro espíritu hacia el Creador.

Hay quienes saben disfrutar de las noches cálidas del verano, cuando todo invita al descanso y la paz. Noches claras en las que se puede ver brillar esas estrellas que a lo largo del año no es posible distinguir entre las luces y la contaminación de la ciudad. Es fácil recordar las palabras del salmista: “Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombrepara que te acuerdes de él?”.

Según el relato evangélico, Jesús cita una frase del profeta Isaías: “Todos serán mis discípulos de Dios”. La creación contemplada con ojos limpios y tranquilos puede ser un gran libro donde poder descubrir las huellas de Dios y aprender a captar su presencia.

Uda honetan, ondo pasau!