Ser catequista es tener la oportunidad de vivir muchos momentos especiales con las niñas y niños y el viernes pasado, 23 de abril, las 30 niñas y niños de cuarto de catequesis y sus catequistas tuvimos la suerte de vivir uno de esos.
Hace unas semanas, comenzamos a hablar de la Resurrección de Jesús y de la fe. Y aquí surgió la idea que qué mejor manera para que ellos pudieran conocer qué es vivir la fe en el día a día y qué es ese “id y enseñad”, que invitar a siete personas de nuestra parroquia. Siete personas de diferentes edades que viven la fe en distintos ámbitos y que se cruzan en la calle.
Así Merche, José Ignacio, Merche, Jaime, Aitor, Paloma y Fernando vinieron a compartir su experiencia, cuándo sintieron que Jesús les había llamado por su nombre, sin apellidos, de tú a tú como te tratan los que viven contigo todos los días y los que conocen todo lo bueno y lo no tan bueno que hay en ti. Porque Jesús nos llama por nuestro nombre.
Escucharon cómo a Jesús se le vive en el día a día, cómo la fe tiene mucho de sentimiento, cómo incluso, hasta pasa momentos en el que se siente más alto o más bajo, cómo te hace comprometerte con el mundo, y cómo, sobre todo, merece la pena y se convierte en motor de tu vida.
Y ahí es donde se creó el gran momento, donde se sentía la presencia de Jesús, el Dios que está vivo y sigue entre nosotros.