REFLEXIÓN «LA CONTRA». EL DOMINGO Nº 1233. 30 de octubre de 2022.
- Felices quienes ofrecen cada mañana una sonrisa a la primera persona que se cruza en su camino.
- Felices quienes derrochan sonrisas, pues solo este exceso podrá vencer la distancia, los muros y las apariencias.
- Felices quienes han descubierto que una sonrisa no cuesta prácticamente nada y en cambio produce frutos imprevisibles.
- Felices quienes, después de vivir unos malos momentos, renueva el ánimo con la sonrisa y la cercanía del amigo.
- Felices quienes no piensan en el valor del mercado por cada sonrisa que ofrecen, sino que las reparte a quien la necesita y reconoce su utilidad en el momento que la regala.
- Felices quienes se han dado cuenta que una sonrisa es un bálsamo que produce milagros y está indicada contra la tristeza, la apatía, la desesperanza y la dureza de corazón.
- Felices quienes saben que una sonrisa ofrece serenidad ante el cansancio de la vida, da nuevo vigor a la persona que la recibe y renueva su ánimo.
- Felices quienes han experimentado que repartiendo cada día más sonrisas no se empobrecen, sino que aumenta su felicidad al enriquecer a quienes las reciben.
¿Por qué privamos a los que nos rodean del bálsamo de nuestra ternura? ¿A qué viene seguir practicando la economía de las caricias en una sociedad cada vez más necesitada de encuentros amistosos?