Darse siempre

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REFLEXIÓN «LA CONTRA». EL DOMINGO Nº 1197. 14 de noviembre de 2021.

Era un matrimonio pobre. Ella tejía a la puerta de su choza pensando en su marido. Todo el que pasaba se quedaba admirado de la belleza de su cabello largo, negro, como hebras brillantes salidas de su rueca. Él iba cada día al mercado a vender unas frutas. A la sombra de un árbol se sentaba a esperar, sujetando entre los dientes una pipa vacía. No le llegaba el dinero para comprar una pizca de tabaco.

Se acercaba el día del aniversario de la boda y ella no paraba de preguntarse qué podría regalar a su marido. Y además, ¿con qué dinero?

Una idea pasó por su mente. Sintió un escalofrió al pensarlo, pero al decidirse todo su cuerpo se estremeció de gozo. Vendería su pelo para comprarle tabaco.

Ya imaginaba a su hombre en la plaza, sentado ante sus frutas, dando largas bocanadas a su pipa. Aromas de incienso y jazmín darían al dueño del puestito la solemnidad y el prestigio de un verdadero comerciante.

Solo obtuvo por su bello pelo unas cuantas monedas, pero eligió con cuidado el más fino estuche de tabaco. El perfume de las hojas arrugadas compensaba largamente el sacrificio de su pelo.

Al llegar la tarde volvió el marido. Venía cantando por el camino. Traía en la mano un pequeño paquete, eran unos peines para su mujer, que acababa de comprar tras vender su pipa.

La vida solo adquiere sentido por el amor. Es decir, cuanto más amor y capacidad de entrega poseamos, tanto más sentido tendrá nuestra vida.