REFLEXIÓN «LA CONTRA». EL DOMINGO Nº 1207. 23 de enero de 2022.
Un chico de más de 20 años mirando a través de la ventana del autobús gritó: “¡Papá, mira los árboles, que parecen ir corriendo detrás de nosotros! ¡Y fíjate en ese perro tan simpático que juega con su amo!”. Su padre, sentado a su lado, esbozó una gran sonrisa, mientras dos chicos que estaban en los asientos traseros observaban curiosos a ese joven de conducta infantil y murmuraban entre ellos que ya era un poquito mayor como para andar diciendo eso.
De pronto, el chico otra vez exclamó: “¡Papá, fíjate ahora en las nubes que hay en el cielo, están corriendo con nosotros!”. La pareja del fondo del autobús no pudo resistirse y se acercaron al padre para decirle: “Señor, disculpe que nos entrometamos pero, ¿cómo consiente tantas tonterías a su hijo? Ya es un poquito mayor, ¿no? A ver si lo lleva a un buen médico que lo revise”.
El hombre, sin perder la sonrisa, les respondió: “Ya lo hice, muchachos, precisamente ahora mismo estamos viniendo del hospital. Mi hijo era ciego de nacimiento y hoy, por primera vez, puede ver”. Los dos jóvenes, muy avergonzados, enmudecieron y quisieron tragarse lo que habían dicho. Esta fábula nos enseña a no juzgar a la gente antes de tiempo, ya que cada persona tiene una historia y la verdad puede sorprenderte.
