Sordos

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REFLEXIÓN «LA CONTRA». EL DOMINGO Nº 1194. 24 de octubre de 2021.

Dos amigos caminaban juntos por las calles de una gran ciudad. Uno de ellos era un joven alemán, acostumbrado al asfalto y a los ruidos de una gran urbe. El otro era un yogui hindú amigo suyo, que estaba de visita. Eran como el día y la noche. Uno llevaba zapatillas deportivas y una gorra a la última moda. El otro lucía ropas anaranjadas y caminaba descalzo, siguiendo como podía a su amigo.

Antes de cruzar un semáforo, el yogui cogió a su amigo del brazo y le dijo: “Escucha atentamente. Está cantando un pájaro”. A lo que su amigo respondió: “No digas tonterías. Aquí, en la ciudad no hay pájaros”.

Siguieron caminando y, al cabo de un rato, el yogui dejó caer una moneda. Al instante, el muchacho alemán se detuvo y le dijo: “Espera, ha caído algo. Sí, mira allí”. Y antes de que la recogiera otra persona, se agachó para recuperar la moneda. Entonces, el yogui sonrió y se dirigió a su amigo con estas palabras: “Tus oídos son muy sensibles al dinero. Basta el más mínimo tintineo sobre el asfalto para que detectes la moneda que ha caído. Pero son totalmente sordos a la naturaleza”. Así es, si solo pensamos en el dinero y las cosas materiales, nos perderemos la belleza, la alegría y los colores de la vida.

“No atesoréis para vosotros tesoros en la tierra… Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón”. (Mt. 6, 19-21)

¿Cuál es tu tesoro?