“ATZEKO HAUSNARKETA”. JAUNAREN EGUNA 1199 zkia. 2021eko azaroaren 28a.
Adviento es vivir la afirmativa, decir sí al anhelo vital ascendente, convencerte de que la creación sigue de parto, ponerte a soñar y trabajar con entusiasmo. Siempre triunfará aquel que encienda más la esperanza del pueblo.
Es verdad que vivimos en una crisis desequilibrante: el paro, la hipoteca, la falta de liquidez y consumo, la pobreza. Pero no vamos a esperar que todo se solucione con un cambio de fortuna, un pellizco del Gordo o una quiniela afortunada. La crisis es más que económica, y debe ser una oportunidad para cambiar muchas cosas. Hay crisis de valores: de justicia, de solidaridad, de humanismo… Todo tendría solución si fuéramos más justos y solidarios. Da pena y rabia saber que mueren de hambre 70.000 personas al día, habiendo alimentos, no ya para seis mil millones de habitantes que somos, sino para nueve mil millones.
Hay, sobre todo, crisis de fe. Todo es posible al que cree. Aunque los conventos y seminarios se vacíen, aunque en las iglesias predominen los mayores, aunque los jóvenes nos escandalicen, espera.
¿Y por qué tengo que seguir esperando contra toda esperanza?
- Porque has visto una flor.
- Porque las siete maravillas del mundo no son las Pirámides, el Partenón, el Vaticano, la Alhambra…, sino algo más vivo, como poder ver, poder escuchar, poder reír, poder soñar, poder amar. Tú eres una maravilla.
- Porque no estás solo, son muchos los que sueñan y esperan contigo. Hay mucha bondad en los hombres.
- Porque puedes sentarte a la mesa de la fraternidad y alimentarte con manjares de vida y alegría.
- Porque hay vientos favorables al soplo del Espíritu.
- Porque un Niño nos ha nacido, y siempre que nace un niño brindamos por la vida y el futuro.
- Porque nos va a nacer un Niño que es una Maravilla, Príncipe de la paz, Dios con nosotros.
- Entonces, si Dios está con nosotros, ¿qué podemos temer? Él juega a tu lado y lucha siempre a tu favor. “Nada te turbe. Quien a Dios tiene nada le falta. Sólo Dios basta”.
Así pues, os deseamos con San Pablo: “Que el Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en vuestra fe hasta rebosar de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo” (Rm. 15,13)